Mirarte al espejo, sonreír.
Mirar, mirar más detenidamente en aquella silueta parada enfrente tuyo, con cara pálida a punto caer.
Mirar, los ojos desorbitados;
Mirar, los párpados pesados que evitan el colapso;
Mirar, incansablemente, pero mirar... cómo seguís de pié.
Mirarte al espejo, parpadear.
Mirar, a tu alrededor. Hoy no hay nadie que cuente tus pesares niña.
Mirar, mirar y llorar, la vida se va... la vida ya se fué.
Mirar, la sonrisa que ya no estará jamás!
Mirarte al espejo, respirar.
Mirar, que tu respiración es nula, que no queda más por inhalar ya
Mirar, y sentir cómo tu corazón de a poco deja de sufrir;
Mirar, y sentir ése escalofrío por la espalda.
Mirar, cómo yace tu alma, tu cuerpo y ti espíritu tendido en aquel espejo, absorvente de sueños
de tu vida, de tus calumnias, de tus enfermedades, de tus esperanzas, de tus anhelos, de tus amores
de tus tristezas, de tus alegrías.
Mirar cómo, aquél día decidiste no mirar más.
